Las personas siguen fumando por dos razones. En primer lugar, la nicotina es altamente adictiva. A menudo, las personas que dejan de fumar sufren de síndrome de abstinencia. Entre los síntomas de la abstinencia se incluyen: irritabilidad, sudoración, dolor de cabeza, diarrea o constipación, así como también agitación, cansancio o mareos. Generalmente, los peores síntomas de la abstinencia se producen durante el segundo día después de abandonar el cigarrillo, y luego se van atenuando gradualmente con el tiempo.
En segundo lugar, muchas personas tienen una adicción psicológica al cigarrillo. Es parte de su ritual de cada día. Las ayuda a despertarse a la mañana, las reconforta cuando están alteradas, y les sirve de recompensa cuando hacen bien su trabajo. Fumar también produce efectos físicos placenteros. Relaja a las personas y les da ánimo.
Esos factores hacen que fumar sea fácil pero abandonar el cigarrillo, difícil. El placer de fumar comienza a sentirse a los pocos segundos de haber encendido el cigarrillo; los efectos nocivos para la salud pueden tardan años en hacerse notar. Además, cuando se intenta abandonar el hábito, lo primero que se experimenta es la fea sensación de la abstinencia. Recién después de un tiempo, uno comienza a disfrutar de los beneficios de haber dejado de fumar como, por ejemplo, tener más energía.
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